Muchas de las casas viejas, que aún quedan en la ciudad, muestran la época de esplendor de las primeras décadas del siglo pasado.
Algunas, incluso, tienen tanto valor que debieran ser consideradas patrimonio cultural. Sin embargo la mayoría de ellas hoy parecen cadáveres agonizando.
Y no son pocas las que desaparecieron de la faz de la tierra porque, la fiebre horizontal de los '60, trajo consigo una piqueta depredadora que arrasó con muchísimas construcciones antiguas.
Y vale la pena, entonces, recorrer barrios y villas descubriéndolas e imaginándonos sus épocas de esplendor. Porque, además, las casas viejas son como testigos de una historia que pasó. Por eso, en esta sección del blog, iremos mostrado las pocas que han quedado en pie…
CUANDO SE DESCUIDA EL PATRIMONIO HISTÓRICO
A pesar que, en 1853, el gobierno de la Nación prometió fomentar la educación primaria en nuestra ciudad… esto recién se hizo realidad un par de años más tarde cuando comenzó a funcionar la escuela de varones.
Tiempo después, el 20 de noviembre de 1857, se creó la escuela de niñas que --con el tiempo-- se convirtió en la actual Escuela Nº 2 “Valentín Vergara”.
Y recién el 9 de julio de 1861 se inauguró el primer edificio propio para ambas escuelas. El mismo se ubicaba sobre la calle Sarmiento donde supo estar el edificio de “La Nueva Provincia”.
Y por fin, en 1889, fue inaugurado el entonces majestuoso edificio que se constituyó en una verdadera obra de arte arquitectónica.
Lo que primero llama la atención es su gran frontis triangular --sostenido por cuatro columnas de capitel jónico-- y otras cuatro falsas columnas que enmarcan las tres puertas de ingreso a la institución.
Fue bautizada con el nombre del entonces gobernador Vergara que, según crónicas de la época, le prometió a Bahía Blanca (y cumplió su promesa) ocuparse de las necesidades de edificación escolar para ajustarlas a una población escolar cada vez más numerosa.
El monumental edificio, originalmente, recibió el nombre de “Escuela Centenario” ya que fue inaugurado durante la celebración del centenario de los 100 años de fundación la ciudad.
Los trabajos de edificación de la escuela comenzaron el 7 de abril de 1927 y, en sus líneas, resume el estilo neoclásico francés que proyectó el arquitecto Julio Gazarry.
El desarrollo de la obra estuvo a cargo del constructor Santiago Teddi y, el presupuesto inicial, fue de $ 491.000 de la época como lo certifican constancias que pueden encontrarse en la Dirección de Arquitectura de la Provincia.
Una verdadera joya arquitectónica a la que el tiempo, la desidia de las autoridades, la desvergonzada falta de mantenimiento y hasta el maltrato del alumnado… han transformado en una verdadera ruina.
Tomada de pelo: El edificio de la Escuela Nº 2, “Valentín Vergara”, fue declarado Monumento Histórico Provincial el día 6 de septiembre de 1999. En su momento se esperaba, con ansiedad, que el gobierno bonaerense colaborara en la reparación y mantenimiento de la emblemática estructura.
Lo único que hicieron fue poner carteles de inicio de obras. Eso sí: siempre antes de las elecciones.
Hoy funcionan, en este histórico edificio, la EGB Nº 2, la Escuela Media Nº 6 y los Institutos de Educación Física y Julio César Avanza.
Crónica de una penuria…
Si tuviéramos que mensurar la importancia que la educación tiene para las autoridades --y esto desde hace ya muchos años-- queda de resalto que, por estos tiempos, no es prioritario.
Y a las pruebas me remito.
Sea por calle Vieytes, como por Moreno, el edificio da pena. No hay quien lo cuide.
No hay quien lo mantenga. No hay quien lo respete.
Bueno sería que, en lugar de tanta publicidad oficial de la provincia, y de los costosos recitales veraniegos en Mar del Plata, las administraciones bonaerenses hicieran lo que deben: mantener el patrimonio arquitectónico y cultural de la ciudad.
Postales de una decadencia:
Es inaudito que una escuela como la “Valentín Vergara” (de las que no hay muchos ejemplos en territorio bonaerense) tenga destino de ruina. Veredas sucias. Canteros pelados. Goteras en los techos. Persianas que se caen a pedazos. Revoques carcomidos por la humedad. Palomas que toman el edificio como un enorme baño haciendo en él sus necesidades básicas.
Y la lista podría ser mucho más larga.
Señores gobernantes: sería hora que se pusieran los pantalones largos. Más trabajo y menos jolgorio. Basta de marketing farandulesco. El tiempo que dedican (todos por igual) a desandar la pasarela mediática, estaría bueno lo dedicaran a pensar en cómo cuidar edificios que, como el de la Escuela 2 --de Vieytes 51-- se encuentran desde hace años “a la buena de Dios”.




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