miércoles, 7 de agosto de 2019

DIOSAS INOXIDABLES

Trascendieron su tiempo. Amaron y fueron amadas. También deseadas y admiradas. Tuvieron vidas alucinantes, sus romances dieron que hablar y, algunas de ellas, murieron de manera trágica. 
Perduran, aún hoy en la memoria colectiva y esta sección es, si se quiere, una manera de recordarlas y homenajearlas. En la actualización de esta semana levantamos al telón para presentar a...  

LOLA MORA
Su nombre completo era Candelaria Mora Vega y había nacido en El Tala (provincia de Salta), el 17 de noviembre de 1866.


Fue una tremenda escultora que alcanzó fama internacional a través de su obra.
Fue la tercera hija de 7 hermanos: 3 varones y 4 mujeres. En 1870, a sus 4 años de edad, su familia decidió instalarse en la ciudad de San Miguel de Tucumán.

En agosto de 1874, ya con 7 años, comenzó sus estudios en el exclusivo Colegio Sarmiento de Tucumán obteniendo calificaciones más que excelentes.
Con 20 recién cumplidos decidió estudiar bellas artes con el pintor italiano Santiago Falcucci.
Su entusiasmo, por las artes plásticas, la llevó a Roma (Italia) para ingresar en la academia del maestro Giulio Monteverde.
Para destacar: en plena época victoriana Lola tuvo, como característica, realzar a la mujer en su naturalidad. 
A contramano, si se quiere, de un tiempo donde en el mundo definido como "occidental" debía ser absolutamente recatada y sometida al hombre. 
Por entonces, la desnudez femenina, se veía como algo prostibulario y pornográfico. Críticos de la época catalogaron, a su obra, como "inmoral" y de rebeldía a las normas vigentes. Es que, las mujeres que esculpía Lola, tenían como signo distintivo los senos al aire y turgentes.
Sus críticos se ensañaron con ella y la definían como una "desvergonzada".

Tenía 40 años cuando contrajo matrimonio con un hombre 20 años menor que ella, Luis Hernández Otero, que la abandonó 5 años más tarde. 
El acto por civil se llevó a cabo el 22 de junio de 1909 y --la ceremonia religiosa-- al día siguiente en la Basílica del Socorro.
La madrina fue Rosario Clorinda G. de Avellaneda, esposa de Marco Avellaneda (hermano del ex presidente Nicolás Avellaneda).
A los Otero no les agradaba la idea de un hijo casado con alguien que podría ser su madre. Y, tanto en el acta del civil como en la religiosa, extrañamente Lola figura como teniendo 32 años.
Crónicas de la época le adjudicaron una relación amorosa con su amigo, el ex presidente Julio Argentino Roca. 
Otros rumores, en cambio, aseguraban que Lola era bisexual y que se había casado para desmoronar esa versión. 
Lola falleció en la Capital Federal el 7 de junio de 1936 rodeada de sus tres sobrinas que la asistieron durante su convalecencia.
En su memoria, el Congreso de la Nación Argentina instituyó --por ley 25.003/98-- la fecha de su natalicio (17 de noviembre) como “Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas”.

Por su parte la Comisión Interprovincial de Homenaje Permanente a Lola Mora, y con fecha 17 de noviembre de 1996, descubrió la piedra basal del “Monumento a Lola Mora”, frente a los Jardines que llevan su nombre, en el parque San Martín de la ciudad de Salta. 
El Poder Ejecutivo Nacional declaró, por decreto 316, bien de interés histórico-artístico a la sepultura que guarda los restos de la famosa artista que se encuentran en el Cementerio del Oeste, la necrópolis más antigua de Tucumán.
En nuestra ciudad, en el frente de la Universidad Nacional del Sur en avenida Alem al 1.200, se levanta orgullosa una fuente de agua esculpida por la genial Lola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario