Trascendieron su tiempo. Amaron y fueron amadas. También deseadas y admiradas. Tuvieron vidas alucinantes, sus romances dieron que hablar y, algunas de ellas, murieron de manera trágica.
Perduran, aún hoy en la memoria colectiva y esta sección es, si se quiere, una manera de recordarlas y homenajearlas. En la actualización de esta semana levantamos al telón para presentar a...
NINÍ MARSHALL
Su verdadero nombre era Marina Esther Traveso y había nacido en la Capital Federal el 1 de junio de 1903.
Fue una legendaria actriz y humorista de nuestro país. Su carrera la inició --pero no en las tablas como podría suponerse-- si no como ilustradora de la mítica revista "Sintonía" allá por la década del '30.
Para 1938 había debutado como actriz en el film "Mujeres que trabajan". En los '40 su fama no tuvo límites y protagonizó nada menos que 37 películas. Ya para entonces habían aparecido sus entrañables personajes de Catita y Cándida.
Dirigida por el prestigioso Luis César Amadori protagonizó las primeras superproducciones en la historia del cine de nuestro país: "Carmen" y "Madame Sans Gêne".
Tras el golpe de estado de 1943 (conocido también como Revolución del 43) tuvo que exiliarse en Méjico porque, los militares, consideraron que su lenguaje era "una deformación del idioma".
No le fue mejor con el peronismo y volvió a exiliarse en el país azteca.
Derrocado Perón volvió al país y filmó una de sus más celebradas películas: "Catita es una dama".
En los '60 y en los '70 la tele le abrió sus puertas y apareció en los legendarios "Sábados circulares" de Nicolás Mancera.
Como no podía ser de otra manera llegó al teatro y aún se recuerdan sus actuaciones en obras como "Coqueluche", "Buenos Aires de seda y percal" y "La señora Barba Azul".
Como no podía ser de otra manera llegó al teatro y aún se recuerdan sus actuaciones en obras como "Coqueluche", "Buenos Aires de seda y percal" y "La señora Barba Azul".
Su última película, "Qué linda es mi familia", la rodó en 1980.
Apodada "La dama del humor" o "La Chaplin con faldas", los últimos años de su vida estuvieron marcados por los reconocimientos.
Por caso, en 1989, fue distinguida como "Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires"; en 1992 recibió el premio "Podestá a la trayectoria" y, en 1995, el "Marilú Marini".
En la madrugada del 22 de enero de 1996 fue internada en la Clínica Bazterrica, en el porteño barrio de la Recoleta, por problemas de origen respiratorio.
La noticia no se hizo pública hasta tres días después y, las autoridades de la institución, no dieron demasiados detalles por pedido expreso de su familia.
A pesar de que logró recuperarse parcialmente se encontraba muy desmejorada y, su nieto, confesó ante los medios: "Ya no tiene ganas de vivir".
Falleció a los 92 años, el 18 de marzo al mediodía, de un paro cardiorrespiratorio.
Sus restos fueron velados a cajón cerrado --según su último deseo-- en la capilla ardiente del Teatro Nacional Cervantes desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la mañana del día siguiente.
Sus restos fueron velados a cajón cerrado --según su último deseo-- en la capilla ardiente del Teatro Nacional Cervantes desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la mañana del día siguiente.
Despidieron sus restos Lydia Lamaison, China Zorrilla, Georgina Barbarossa, Nora Cárpena, Ana María Picchio, Jorge Guinzburg, Luis Brandoni, Jorge Luz, Marcos Zucker, Amelia Bence o Palito Ortega entre muchas otras personalidades.
Un homenaje póstumo, si se quiere, fue haberle puesto su nombre a una calle del porteño barrio de Puerto Madero y también a un teatro de la localidad bonaerense de Tigre.
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