Todos vivimos en un domicilio que se sitúa en alguna calle de alguna ciudad. Claro que, muchas veces, no sabemos cuál es la historia de nuestra calle. Por eso hoy te presentamos ésta…
MANUEL MOLINA
Por ordenanza del 15 de octubre de 1907, se le impuso ese nombre a la calle que nace al 1.600 de Estomba. Previamente hubo que investigar cuál era su verdadero apellido. Molina para muchos… terminó siendo de Molina finalmente.
Dice la historia que el teniente coronel Antonio Manuel de Molina había nacido en Granada (España) y, con poco más de 20 años de edad, obtuvo su diploma de ingeniero arquitecto en la universidad de París.
En el país galo contrajo enlace con doña Petronila Bacau y arribó al Río de la Plata tiempo después de la revolución de 1810. Al poco tiempo se incorporó al cuerpo de Blandengues y fue destinado al servicio de fronteras. Lo cierto es que, cuando se dispuso crear la Fortaleza Protectora Argentina en nuestra ciudad, Manuel de Molina fue convocado para que, en su carácter de ingeniero y agrimensor, asumiera la responsabilidad de dirigir un sector de las obras.
Pero una repentina enfermedad le impidió hacerse cargo de la empresa siendo reemplazado por el ingeniero francés Narciso Parchappe. Tras su recuperación Manuel de Molina llegó finalmente a nuestra ciudad a fines de febrero de 1830.
Se le deben, entre otras obras, el trazado de las primeras 11 manzanas alrededor del fuerte y la canalización de las aguas del Napostá para alimentar los fosos que rodeaban el cantón militar.
Falleció el 5 de agosto de 1836 cuando era comandante del regimiento de Dragones con el grado de teniente coronel. Sus restos descansan en el piso del atrio de la iglesia catedral de nuestra ciudad.
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