miércoles, 8 de julio de 2015

EDITORIAL

Y BAHÍA CREÓ SU PROPIO “CONURBANO”

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término "conurbano" hace referencia a centros urbanos diferentes... pero lo suficientemente cercanos como para compartir problemas comunes y generar una empatía urbana.
Así, y con este nombre genérico, se denomina a los 24 distritos bonaerenses (para algunos 27) que rodean a la Capital Federal.

Barrio San Blas
Todos tienen algo en común: marginalidad, construcciones precarias, deficiencias en los servicios públicos, muchas tierras usurpadas y despreocupación total y absoluta de las autoridades de turno.
Sin duda las privatizaciones de los ‘90 (sobre todo la ferroviaria cuyo certificado de defunción quedó patentizada en la frase “ramal que para, ramal que cierra”) y la debacle política y económica del 2001… mucho tuvieron que ver para que --ese territorio del conurbano bonaerense-- fuera tierra de nadie.

Barrio Tierras Argentinas
Un territorio donde queda manifiestamente expuesta la distancia social de los que más y de los que menos tienen.
En su conformación mucho tuvo que ver el desplazamiento de las familias rurales buscando trabajo que escaseaba en sus lugares de origen.
Como resultado de este proceso quedaron configurados espacios urbanos desordenados, poco planificados, con viviendas precarias y profundas carencias de infraestructura y servicios.

Barrio La Piedad
También es cierto que una ley de la provincia de Buenos Aires, la 8.912 sancionada en 1977, pocas veces fue aplicada.
Una ley que, entre otros enunciados, señala que --previo a todo loteo-- debe dotarse al sector de los servicios básicos como el agua, la luz, el gas y el pavimento. 
Todo muy lindo… pero no pocos gobiernos comunales de nuestra ciudad se hicieron “los distraídos” en su aplicación.

Barrio Luján
Para colmo la privatización de los ferrocarriles generó que, sus instalaciones (por caso los legendarios galpones), fueran vandalizados y, salvo las paredes, no quedó nada. 
Y no hay que desplazarse demasiadas cuadras desde la Plaza Rivadavia para encontrarse con esa patética realidad. 
También fueron usurpadas parte de las tierras contiguas a las vías del ferrocarril Sud, a las del Noroeste y ni hablar de las del Neuquén.
Así, y sobre todo a partir de la década menemista del ’90, fueron creciendo --en la periferia bahiense-- no pocos sectores “a la buena de Dios”.

Barrio Loma Paraguaya
Una lista de barrios y villas con ese nacimiento, esas carencias y esos déficit incluiría a San Vicente, Villa Elena, 17 de Mayo, 17 de Agosto, 12 de Octubre, 5 de Abril, El Sol o Villa Esperanza en el sudeste del ejido urbano.
Que se engrosa con el San Blas, Vista al Mar, Don Onésimo (o Núñez, según los vecinos), Villa Nocito o Villa Serra al sudoeste. 
A lo que habrá que agregar el Mara, el Martín Fierro, Tierras Argentinas o el barrio Latino al oeste del microcentro.
Y esta periferia de nuestra ciudad, nada tiene que envidiarle al estigmatizado “conurbano bonaerense”. Porque son dos caras de una misma moneda.

Barrio 5 de Abril
Sí es para destacar el denodado esfuerzo de sus Sociedades de Fomento por mejorar la habitabilidad de sus barrios y villas. 
Para que sus calles no sean un símil de los “canales venecianos” por los permanentes desbordes cloacales; intentando mejorar el alumbrado público, solicitando que los patrulleros policiales pasen más a menudo y tratando de dotar --aunque más no sea-- de un modesto espacio público a su sector.
Pero los gobiernos municipales de turno no pisan la periferia bahiense. “Ni siquiera para las elecciones” según nos han referido en más de alguna Sociedad de Fomento.
Resumiendo: una frase que quedó para la posteridad, en los ’90, fue “Ménem lo hizo”. Lo mismo se podría decir en relación a nuestro conurbano: “Bahía lo hizo”.

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